Un sutil aroma a incienso se hizo presente; agradable aroma que emanaba muy posiblemente de sus largos y negros cabellos. Se trataba de una joven de no más de 18 años. Su lacio cabello cubría su pálido rostro ocultándolo casi por completo; su mirada hundida por el exceso de maquillaje y su boca delineada con lápiz negro, combinaban perfectamente con su llamativa vestimenta: blusa de encaje con algunos detalles color rojo, una pequeña falda que parecía ser de terciopelo, mallas de red y altas botas negras, que por cierto le cubrían hasta la rodilla. A su alargado cuello lo rodeaba un extraño objeto muy parecido al collar de Goliat mi perro, al que le colgaban varios arillos metálicos haciéndole juego con los piercings que atravesaban su delineada ceja derecha. Y solo continué mirándola.
Acarició su cabello queriendo acomodarlo. Noté que sus manos eran pequeñas, destacaban de ellas sus uñas color negro y de sus dedos, grandes y puntiagudos anillos y un adorno de tul negro, que daba forma a una rosa atada a su muñeca.
Me intrigó de sobremanera su misteriosa personalidad, tanto que busqué su reflejo en la ventanilla del lado derecho. Observé su mirada perdida y jugando a ser adivina, pretendí entonces leer su mente con el único fin de responder a mi obstinada curiosidad del por qué de tan extravagante personalidad… a la que solo respondí: “En la variedad mi querida mustia, está la propia IDENTIDAD”.
Pd1. Si colgarte el molcajete es parte de tu personalidad y si una persona común y corriente como yo te voltea a ver... que te valga madressss!!!. Posiblemente envidiemos más la seguridad en tu andar, que tu llamativa imagen…
Pd2. Si eres rockero, hippie, rappero, norteño, darketo, punketo y/o ñoño… como dijiera mi santa y sabia agüelita: “Siempre habrá un roto para un descosido” Ajúuuaaaa, sí siñor!!!
© Viernes, Junio 16, 2006
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