viernes, 31 de octubre de 2014

Y me desnudo...

Entre sábanas ajenas fascinado me mirabas y yo frente a ti, me desnudaba como si estuviera a solas y despojándome lentamente de mis ropas, quedó mi piel a merced de tu pícara mirada. Atónito espiabas indiscreto mi húmedo sexo, como si nunca lo hubieses visto.

Embelesado saboreabas cada centímetro de mi piel y “mustiamente”continuaba parada ahí, a dos metros de ti, tocándome aquellas partes que de sobra sé que te gustan… y te provoco y te seduzco, y me gusta observar cuánto es que me deseas.

Enloquecido imploraste que acabara la cruel tortura de no tenerme, de no tocarme y haciendo caso a tu atormentada petición, te aseché como ágil gata encima de tu cuerpo. Traviesa y atrevida rocé mis senos con tu endurecido miembro, sobresaltado emitiste un placentero gemido; besé tu ombligo y mamé tus tetillas y con entrecortados murmullos me dijiste que continuara que no me detuviera… Entonces fue que ataqué tus labios con apasionados besos, delicadas mordidas y ríos de saliva compartida. Sorpresivamente tus manos sometieron salvajes mis caderas, atrayéndome a ti formando vacío. Y gozosos nos hicimos uno, me hiciste tuya y te hice mío una y otra vez sin que nos importara nada. Porque al hacerlo contigo, me siento bella antes que desnuda y aún más deseada que observada; porque jugamos a amarnos, donde yo juego a que NO te quiero y tu juegas a lo PROHIBIDO; porque aunque yo sigo siendo tuya, tu me sigues siendo AJENO.


© Sábado, 02 septiembre, 2006.

No hay comentarios:

Publicar un comentario